miércoles, 22 de noviembre de 2006

¡Esto no es griego antiguo!




La democracia es el sistema de organización política en el que el poder y la decisiones referentes a este residen en el pueblo. Como diría Mariano I, demos es pueblo en griego y cracia deriva de krátos que es poder en esa misma lengua.

En un sentido estricto, la democracia es una forma de gobierno del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que le confieren legitimidad.

En el sentido amplio, la democracia es una forma de convivencia social en la que todos sus habitantes son libres e iguales ante la ley y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos establecidos en un contrato social superior, carta magna o constitución, que pueden ser escritos o transmitidos por tradición.

No se concibe la democracia sin ciertas libertades individuales que están limitadas por las libertades de los otros que forman el conjunto y las libertades de todos, también como conjunto único y que son prevalecientes – en las democracias modernas – sobre las del individuo. Esto en sencillito quiere decir que el bien común prevalece sobre los derechos y apetencias individuales. En una democracia ideal la prensa debería ser libre, pero también libre debería ser el acceso a ella de cada ciudadano.

Aristóteles señaló a la Demagogia como una práctica corrupta contraria a la democracia.

En otras palabras la distorsión de la Democracia es la Demagogia (del griego, demaggos, líder popular; demos, pueblo) que no es una forma de gobierno, sino una estrategia política que consiste en apelar a las emociones (sentimientos, amores, odios, miedos, deseos, etc.) para ganar el apoyo popular. Eso se lleva a cabo generalmente mediante el uso d la retórica, la propaganda y la manipulación de la prensa o el impedimento que los ciudadanos comunes o conjuntos definidos de estos accedan a la prensa y los demás medios de comunicación. La distorsión de la realidad puede convertirse en demagogia como quedó demostrado en el Tercer Reich Alemán. Por otra parte la demagogia es también un tipo perverso de oratoria, que permite atraer hacia los intereses propios las opiniones de los demás utilizando falacias o argumentos aparentemente válidos que, sin embargo, tras un análisis de las circunstancias, pueden resultar inválidos o simplistas.

Por su parte la Real Academia Española define este término como la «práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular» y también como la «degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder».

Por su parte Polibio en la Historiae, VI, 3, 5-12; 4, 1-11, llamó Oclocracia a la forma de gobierno corrupta con origen en la Democracia.

La acción es ejercida por quien, aprovechando situaciones histórico-políticas y dirigiéndolas para fines propios, excita y guía a las masas populares sometiéndolas, gracias a su particular capacidad oratoria y psicológica, a menudo instintivas, que le permiten interpretar los humores y las exigencias más inmediatas de los gobernados. Esto se une generalmente a dotes carismáticas no comunes.



En el desarrollo de esta política, no se tienen en cuenta, más que en forma superficial y burda, los reales intereses del país ni los resultados a los que puede conducir con el tiempo la acción demagógica. La intención es la conquista y el mantenimiento de un poder personal o de un grupo o partido.

En la práctica se requieren que las masas estén en movimiento y se impongan sobre el legítimo poder constituido y sobre la ley haciendo valer sus propias instancias inmediatas e incontroladas.

La Aristocracia (del griego aristos = el mejor + krátos = poder) significa el gobierno de los mejores. En el mundo real el término define un régimen político en el que el poder está en manos de las clases altas de la sociedad. Con el mismo nombre, se designa a los nobles, y se usa "aristocracia" como sinónimo de nobleza. En cambio Platón y Aristóteles emplearon la palabra en su sentido original.

Para Platón, "los mejores" eran los filósofos, buscadores de la verdad y de un claro sistema ético. Para Aristóteles, la aristocracia era distinta a la monarquía, que es el gobierno de uno solo, y a la democracia, gobierno del pueblo. En la teoría aristotélica, los pocos ejercen el poder en beneficio del todo (por medio de la prudencia y la sabiduría). Cuando no lo hacen así, la aristocracia se convierte en Oligarquía que es gobierno de facción. Más allá de su sentido originario, para griegos y romanos las aristocracias fueron clases sociales bien definidas, que ejercían el poder o se empeñaban en manejarlo detrás de la escena.

Es decir que desde antiguo se identificó el término con un estrato social elevado y minoritario. En la Alta Edad Media, las monarquías no daban lugar al crecimiento de las aristocracias. En la medida en que se desarrollaron las cortes, los títulos nobiliarios habilitaron a nuevos aristócratas que influían decisivamente en la política de los reinos. En la práctica, no hubo históricamente casos significativos de "gobierno de los mejores" o gobierno de pocos, ya que formalmente el poder lo ejercieron los reyes o, en la era contemporánea, los representantes del pueblo. Tal vez sólo exceptuaron esta regla Venecia y Polonia. En la práctica la Aristocracia es utópica porque es directamente imposible que se pudiera definir a quiénes son los mejores para todos, en los sentidos platónicos y aristotélicos y ha quedado en la ciencia ficción.



El opuesto de la Aristocracia , además de la Oligarquía es la Cacocracia, que es precisamente el gobierno de los peores. Los que menos saben y los que menos interés tienen en el bien común. Cracia ya sabemos de dónde viene y “cacos” quiere decir malo o peor. Esa raíz se aplica también en la palabra cacofonía. Los cacos no solo son los ladrones, sino los timadores, estafadores y defraudadores que atentan contra el bien común.



Finalmente la Plutocracia (Del griego ploutos, riqueza) comprende al sistema de gobierno donde la riqueza es la base principal del poder. La plutocracia está relacionada con la con la burguesía, ya que la riqueza y el alto estatus social suelen estar asociados. En el sentido aristotélico los mejores difícilmente tienen plata y si no son los mejores los que la tienen, entonces son los peores, por lo que la Cacocracia, la Plutocracia y la Oclocracia (o Demagógia llevada a forma de gobierno) van de la mano. La última porque es necesaria para mantener a las anteriores, aunque la Plutocracia se las suele arreglar bien solita, fuera de las épocas de crisis.



Con la Plutocracia se compran voluntades, votos, artículos en la prensa, campeonatos de fútbol, concesiones viales, licitaciones. Pero la fundamental es la primera opción: la compra de voluntades. Pueden ser votantes, legisladores, árbitros, jugadores de fútbol, periodistas, empresas periodísticas y hemos visto los dos grupos menos pensables: los religiosos y los jueces.

Con la Plutocracia no hay competencia posible. La competencia es la contienda entre dos rivales con el objetivo de ganar una competición que puede tener como remuneración una medalla, un campeonato, dinero o reconocimiento social o algunos años en el gobierno. No gana el aristócrata aristotélico sino el caco lleno de riquezas.
En una contienda entre rivales, sean políticos o deportivos se hace bajo determinadas reglas que cada constitución o reglamento deportivo impongan. La riqueza llama a más riqueza y los cacos actúan aún en contra de los sentimientos de la gente y cuando se mueven en forma de corporación Cacocrática-Plutocrática pueden ordenar quien gana y quien pierde en una elección, un deporte, una guerra o hasta en la opinión pública manipulándola oclocráticamente.

Los cacos plutocráticos odian la competencia y por eso la compran que es una forma de corromper cualquier sistema de convivencia civilizada. Los cacos tienden a juntarse oligopólicamente primero para terminar siendo monopolios Pluto-Oclo-Cacocráticos. Es una manera que tienen las empresas de sacarse la competencia de encima, imponer sus tarifas con la peor calidad de servicios soportables.



La Corrupción, es política, deportiva, judicial, policial o administrativa es un conjunto de actitudes y actividades mediante las cuales una persona transgrede compromisos adquiridos con otras personas, utilizando los privilegios otorgados o acuerdos tomados, con el objetivo de obtener un beneficio ajeno al bien común. Son tan corruptos el que ofrece dinero o beneficios por apartarse de las normas como el que lo recibe. No debemos desgarrarnos las vestiduras, porque para pasar de ser ciudadanos honestos a corruptos, en la mayoría absolutísima es sólo cuestión de encontrar el precio.

La corrupción tiene raices milenarias y ha evolucionado para sofisticarse y mantenerse vigente a lo largo de tantos siglos. Un caco que ofrece dinero a otro puede lograr que el corrupto llegue a traicionar juramentos contra la bandera, la patria, el pueblo y hasta Dios mismo.

Si leyendo estas líneas sienten que identifican muchas de estas actitudes, piensen muy bien a quiénes le van a dar su voto en las próximas elecciones, estén en el país que sea.

Dr. Jorge A. Ricaldoni
Doctor en Comunicaciones
Abogado

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